A mi me interesaria que contases cuales fueron tus sensaciones al ver ese "mundo", esos paisajes,etc. Y en el marco espiritual que tal.
Daría para escribir un libro.
Pero en lo fundamental, podemos decir que la India supone en efecto una experiencia límite para el viajero, y que las impresiones de los primeros días suponen una auténtica prueba de fuego para el visitante no prevenido.
El impacto estético, emocional y psicológico es grande, y uno debe apelar a su entereza para que el corazón y la mente no se le hagan añicos. Tras el período de acostumbramiento se puede comenzar a disfrutar del viaje. Creo que los ejemplos de estas experiencias son bien conocidos.
Las zonas turísticas del norte, en especial el triángulo de oro que incluye Agra y el celebérrimo Taj Mahal, sufren de un acoso impenitente al turista. Sólo cuando transcurre un tiempo comienzan a leer en tu mirada que no eres un turista, sino un viajero, y que no has venido a comprar y hacer las fotos de rigor.
El Norte limítrofe con el Himalaya es con mucho la zona más tranquila; para internarse en Sikkhim son necesarios permisos especiales. La población en su mayor parte es de origen tibetano, nepalí u oriundos. Esto se transmite a su modo de ser, que causa gran contraste con la algarabía continua de los indios de las grandes ciudades. Son tímidos y muy amables.
Los pueblos de la montaña impresionan por su marco, con el diamantino Khangchendzonga como fondo. En el entorno existen algunos templos Vajrayana (budismo tibetano) muy antiguos, incluyendo uno de los pocos templos existentes de Bön-Po, la religión prebúdica original del Tíbet, y a la que atribuyen una historia de 40.000 años, haciendo de ella la tradición espiritual más antigüa que se conserva. Todo esto resulta muy sugestivo para el viajero que se toma un tiempo en visitar los lugares y conversar con los monjes.
Siguiendo con la espiritualidad, la India es una nación donde lo espiritual y lo profano conviven, pero cabe distinguir el aspecto religioso de la espiritualidad (las vías devocionales o las kármicas) y el aspecto metafísico y último (vías del conocimiento o Jnana). De estas últimas es realmente difícil encontrar un representante cualificado. La espiritualidad se encuentra notablemente falsificada incluso aquí, en su país de origen. Proliferan las escuelas de "yoga" a la medida del entendimiento occidental, y otros negocios poco sinceros.
Posiblemente sea necesario viajar a algunos ashram del sur para hallar sabios en la verdadera tradición espiritual hindú, pero eso, es ya otro viaje.
PD: No viajéis nunca en cuarta clase en el tren.
Crematorios de Varanasi, junto al Ganges. El olor a carne quemada inundaba el lugar, presencié alguna cremación ritual y el rito del atardecer.
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Distrito de Paharganj, en Nueva Delhi. Mucho barro, comercios y gente.
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El famoso Taj Mahal, en Agra. Una sepultura mongola realizada por amor a una mujer.
Policromías del templo Bön Po, representando a los demonios protectores. No son seres malignos, sino que velan por nosotros.
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Estación de tren de Nueva Delhi. La mayoría de los que duermen en el suelo, no son viajeros. Viven allí, no tienen otro lugar.
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Templo budista en Pelling. Las banderolas están inscritas de oraciones, que son elevadas simbólicamente al cielo con ayuda del viento.
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Interior del templo budista cerca de Darjeeling.
Cumbres del Kanchenzonga (significa los cinco tesoros de las nieves, en alusión a sus cinco picos).
Falda del prehimalaya.
Templos tántricos de Khajuraho.
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Un plato de cordero con verduras, al estilo nepalí.
Esculturas tántricas del templo de Khajuraho. En la doctrina tántrica, la iluminación puede alcanzarse mediante la unión de contrarios.
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Vista de la ciudad de Djarjeeling.