Quizás sea cuestión de madurar, no sé. Nunca me sentí tan bien como ahora, tengo una novia que vive un poco lejos de mi, la veo con suerte una vez al mes y por lo tanto, el tema físico y sexual es algo muy poco importante, al punto en que si fuese necesario renunciaría a ello por simplemente compartir con ella lo que soy, y así soy feliz.
Antes vivía con problemas. Que si la sociedad es puramente superficial, que al salir con alguien lo único que se fijan es en tu cara o en tu cuerpo, que si una noche salía y no me sentía seguro de mi aspecto era una noche para el olvido, que por más que estaba con mujeres bonitas estéticamente, mi vida no cambiaba en lo más mínimo, y vivía preguntándome: en qué se fijan? Qué necesito para que se fijen en mí? Y debo decir que así empecé a entrenar, que vergüenza. Lo peor es que a pesar de los resultados, mis "victorias" siguieron siendo igual que siempre, vacías y sin sentido. Ese narcisismo no te lleva más que a separarte del mundo y ser un ente arrogante y distante de la vida y de los demás.
Y digo esto porque me vi identificado por el primer post de Carolina. Seguramente no tendrá sentido lo que diga, es como si mis palabras pasaran por otra sintonía respecto al general de hombres, porque me ha pasado que en el día a día me toman de estúpido por hacer las cosas que hago, pero yo estoy orgulloso, y la gente que me conoce lo sabe y admira eso en mí.
Sisi, lo físico y lo superficial tiene cierta importancia. Teoricamente es lo que provoca la primera atracción, aunque si hablamos de atracción nos metemos en un campo muy subjetivo. Digo, no quiero tratarlo como un problema, pero mucha gente que conozco(y esto no me espanta ni un poco) cree que estar con muchas mujeres(o en su defecto, muchos hombres) es como largarse a leer libros famosos sin saber de que tratan al terminarlos. Una visión burguesa propia de los sexos y la atracción, quien lo diría.
Me explico, y vuelvo a decir que lo físico sí es importante, pero hasta un cierto punto. Quizás me equivoque yo y, por ser diferente a los demás, no le encuentre el sentido a estar con las personas meramente por lo que son por fuera. Y es que, ¡de cuánto nos perdemos por vivir pendientes de lo superficial!
Por eso, quizás sea una cuestión de madurar. Ver más allá, aprender a vivir experiencias más grandes, más nobles, más intensas. Pero es decisión de cada uno, si leer libros para ostentar los títulos haciendo cartel de intelectual literario, o si vivirlos a corazón descubierto sin importar su nombre, su fama, su presupuesto valor. Cada cual con su tema.