Los inuit y otros pueblos del arco ártico consumen enormes cantidades de grasa animal, que componen hasta el 80% de su dieta, en este caso, grasas de foca y de ballena.
Los masai, por citar otro ejemplo, se alimentan únicamente de leche, carne y sangre de su ganado.
Ninguno de estos pueblos sufre enfermedades degenerativas ni otros problemas importantes de salud.
Sin embargo, las grasas han sido demonizadas en las últimas décadas como causantes del sobrepeso y de las enfermedades coronarias. No obstante, si se analizan los datos, se descubre que el aumento de dichas enfermedades y problemas aumentó a raíz de la aparición de las grasas trans (o hidrogenadas) y su introducción masiva en todo tipo de productos de consumo.
Las grasas saludables y orgánicas son necesarias para la vida, no engordan por sí mismas ni causan enfermedades, y en algunos casos, incluso las evitan.
Todo esto es un resumen de datos que he obtenido de algunos libros. Por supuesto que esto no significa que cualquier persona de nuestra sociedad moderna pueda hacer una dieta como la de los masai sin tener en cuenta muchos otros factores
(vive en un sistema que le ha causado ciertos problemas por los que deberá seguir una dieta creada por el mismo sistema)
Pero es un apunte para la reflexión, no todas las poblaciones humanas han dispuesto siempre de cantidades de todos los macronutrientes (muchos nunca consumen ni azúcar ni sal) y han gozado de una salud exenta de la mayoría de enfermedades que nos producen nuestros alimentos procesados, nuestras grasas/aceites industriales y nuestro estilo de vida sedentario.