Una confusión que se da tanto con suplementos como con alimentos es la siguiente:
El suplemento o el alimento tal curan tal enfermedad o regulan tal función.
La afirmación correcta es:
"la falta de tal nutriente, presente en tal alimento o en cual suplemento, es causa de tal enfernedad o disfunción"
Hay muchos que despliegan a diario un arsenal de píldoras, polvos o líquidos que ningún médico le ha recetado, convencido de que los necesita para sobrevivir, más que probable que lo haya aconsejado un amigo o hayas leído en internet lo imprescindible del Omega 3, que no va a salir adelante sin tu dosis diaria de magnesio para los musculos o que la falta de hierro debilita, sin saber si quiera si tiene deficiencia.
Lo cierto es que no está para nada demostrado que les vayan a evitar dolencias que avisan pueden evitar o a curar las que ya tienen. Sí es posible que logren mejores resultados con una dieta rica en vegetales y frutas, en pescado blanco y azul, frutos secos, alimentos integrales, etcétera...pero en internet ha leído que es necesario tomar magnesio, o vitamina A en forma de suplemento.
Además, los más propensos a tomar nutrientes en forma de suplemento, son quienes menos los necesitan, porque son a la vez quienes más se preocupan por seguir una dieta sana, toda una paradoja del mundillo.
Los suplementos, se pueden evitar si incorporaran a su menú alimentos que son la columna vertebral de la llamada dieta mediterránea. Lo cierto es que tomar nutrientes que no se precisan, aparte de afectar a la economía doméstica, ya que no son precisamente baratos, es en el mejor de los casos inútil y en el peor, una actividad de riesgo.
Los suplementos no se consideran medicamentos, sino alimentos, y su producción y comercialización, se rigen por los de la industria alimentaria. Lo que significa que están sometidos a controles muy distintos y menos rigurosos que las medicinas. Y en ningún caso se pueden publicitar como tales. Es posible que pasarse de nutrientes sea inocuo en algunos casos, pero no siempre. Aunque lo peor es considerar que puedan revertir el curso de una patología, como mejorar alteraciones del ritmo cardiaco, como he leído recientemente en este foro, o mejorar los síntomas de otras, ya que no está científicamente demostrado, aunque la publicidad sugiera lo contrario.
Por ejemplo, hasta hace poco se creía que los suplementos que incluían vitamina E, especialmente, reducían el riesgo de sufrir cáncer de próstata. Hasta que las investigaciones de un grupo de científicos después de realizar un estudio con 29.000 hombres que los tomaban les llevó a concluir que ocurría exactamente lo contrario.
Los suplementos que toma la inmensa mayoría pueden encontrarse en la dieta.
Algunos de ellos, son por ejemplo la vitamina D. Se encuentra en el pescado azul, huevos, queso y yogures...aparte de que con 10 minutos al sol de media, el cuerpo lo genera.
Vitamina C. Se obtienen comiendo raciones de frutas y verduras crudas. El pimiento Rojo tienen muchísima más vitamina C que una naranja.
Omega 3. Su principal fuente es el pescado azul. Bastaría con un par de raciones semanales de atún, sardinas, caballa o boquerones. Los habituales de gimnasios suelen llegar de sobra a los mínimos.
Calcio. Está en los lácteos de todo tipo especialmente y derivados.
Hierro. Lo proporciona la carne, un alimento que en España tiene un consumo entre medio y alto, en general, suficiente para casi todos los que estáis leyendo.
Magnesio. Está en los frutos secos, cereales y pan integrales, legumbres, verduras lácteos y pescado.
Son solo unos ejemplos.