Tota persona que entre a formar parte del culturismo aprende enseguida que las proteínas son las máximas responsables del crecimiento muscular. De hecho, los principiantes interiorizan este concepto incluso antes que la correcta ejecución de los movimientos, los patrones de repeticiones o cualquier otro aspecto relacionado con el desarrollo muscular. Lo primero que uno escucha desde el primer día que empieza a seguir el estilo de vida culturista es “tienes que comer muchas proteínas para ganar músculo”. Los libros y las revistas especializadas en este deporte están repletos de artículos que hablan de estas partículas como si fueran el remedio contra el peor de los males. De hecho, uno no puede ponerse a entrenar sin escuchar por lo menos a dos personas hablando de estas moléculas en el gimnasio. A pesar de todo, la gente no es consciente de la importancia de este macronutriente y, a menudo, tiene ideas equivocadas sin cuestionarse su veracidad ni documentarse para salir de dudas. Hablemos claro y alto de las proteínas y conozcamos sus beneficios para los culturistas de una vez por todas.
Primero haremos un breve recorrido por los aspectos básicos para que los principiantes entiendan lo que trataremos más adelante. Lo que hace que las proteínas sean diferentes de los carbohidratos es su contenido en nitrógeno. Si nunca habéis escuchado la expresión equilibrio de nitrógeno, será porque es la primera vez en vuestra vida que pisáis el gimnasio o porque los atletas supuestamente avanzados con los que entrenáis son tan ignorantes que más les valdría quedarse en su casa. Este concepto indica que la cantidad de proteínas que recibe el organismo iguala la que se expulsa mediante el sudor, la orina y las heces. Pero la clave para construir músculo es presentar un equilibrio de nitrógeno positivo, es decir, consumir más proteínas (nitrógeno) de las que el cuerpo excreta. Ante la insuficiencia de esta sustancia, el organismo es incapaz de sintetizar tejido muscular nuevo. Si no hay nitrógeno, no hay músculo. Así de claro.
De ahí la importancia de las proteínas en la alimentación de los culturistas. Sin ellas, vuestros esfuerzos en el gimnasio serán en vano y perjudicaréis vuestro cuerpo en lugar de mejorarlo. Si no consumís las suficientes proteínas para que el organismo disponga de la cantidad adecuada de nitrógeno, el sistema se verá obligado a sintetizarlo a partir de otros aminoácidos presentes en fuentes como la hemoglobina de los hematíes, el recubrimiento de los intestinos y del estómago y el tejido muscular, entre otras áreas que ven entorpecido su óptimo funcionamiento para asumir un papel que no les pertenece, lo que a su vez repercute de forma negativa en la salud del individuo.
Las proteínas están constituidas por cadenas de hasta 22 aminoácidos distintos, que se unen mediante enlaces peptídicos. Se las denomina polipéptidos. Al menos ocho aminoácidos se consideran esenciales (deben aportarlos los alimentos) para el mantenimiento y el crecimiento de los tejidos en los adultos. Se trata de la isoleucina, la leucina, la lisina, la metionina, la fenilalanina, la treonina, el triptófano y la valina. La histidina (llamado el noveno aminoácido esencial) es fundamental para el desarrollo infantil, pero los adultos pueden sintetizarlo. El organismo puede fabricar por sí mismo determinados aminoácidos no esenciales si cuenta con una fuente de nitrógeno. Nos referimos a la alanina, la arginina, el ácido aspártico, la cisteína, la cistina, el ácido glutámico, la glicina, la hidroxiprolina, la prolina, la serina y la tirosina.
El equilibrio de aminoácidos en una proteína determina su valor biológico (VB), un indicador análogo al del índice glucémico de los carbohidratos, que he abordado en ocasiones anteriores. Las proteínas completas poseen un VB elevado y contienen la cantidad adecuada de los aminoácidos esenciales para favorecer el desarrollo normal de los animales. Encontramos proteínas con un alto VB en fuentes animales como la leche, los huevos, el queso, la carne, las aves y el pescado. Las plantas, en general, carecen de ciertos aminoácidos esenciales y presentan un VB menor. Deben utilizarse en combinaciones específicas a fin de lograr el perfil de aminoácidos correcto para su asimilación. Asimismo, frente a las fuentes animales, deben consumirse en cantidades relativamente elevadas (calorías totales) para obtener las proteínas suficientes. La excepción son las habas de soja, que, comparadas con las demás fuentes vegetales, aportan una gran cantidad de proteínas de alto valor biológico. Los estudios científicos demuestran que la proteína de suero es la que posee el máximo valor biológico, seguida de los huevos enteros, las claras, el pollo o el pavo, la caseína, el pescado y la carne de ternera.
Pero dejemos el valor biológico de momento y centrémonos en las fuentes de origen vegetal. Como hemos dicho líneas atrás, la cantidad de aminoácidos que la verdura, las semillas o las legumbres puede aportar es insuficiente a menos que se combinen como es debido. Sólo las fuentes de origen animal presentan los ocho aminoácidos esenciales que se necesitan para desarrollar la masa muscular. Así que olvidaos de las proteínas que se especifican en los envases de los copos de avena o del arroz, porque no os servirán de nada. Son muchos, los principiantes que cometen el error de consumir sólo alimentos vegetales para obtener la óptima ingesta de proteínas.
Volvamos al valor biológico. Los batidos de proteína sérica presentan uno de los valores biológicos más altos, pero eso no quiere decir que sólo tengáis que consumir esta fuente. Muchos novatos caen en esta trampa. No me malinterpretéis, las bebidas de proteína de suero son muy fáciles de preparar y el organismo utiliza gran parte de sus ingredientes activos, pero carecen de las diferentes combinaciones y configuraciones de aminoácidos de los productos de origen animal que son absorbidas a un ritmo aún mayor. Asimismo, contienen otros aminoácidos beneficiosos para el organismo en general, no sólo para construir músculo. Además, a diferencia de los batidos de proteína sérica, los alimentos naturales también son ricos en vitaminas, minerales y otros nutrientes (como la creatina). Las bebidas de proteína sérica son suplementos y deben ser utilizadas como tales, no como sustitutos de la comida natural. Preguntadle a cualquier culturista de alto nivel y os dirá que la dieta debe incluir una gran variedad de alimentos, como los huevos, la carne roja, el pescado y el pollo para que el organismo se beneficie de todos los aminoácidos esenciales y, pueda así, maximizar su crecimiento y su recuperación.
Los productos lácteos constituyen una fuente excelente de proteínas, calcio, vitamina D, y son ideales para el desarrollo muscular, aunque hay muchas personas que piensan que tienen mucha grasa y que engordan. Esto no es así siempre. El mercado está lleno de yogures, queso y leche sin materia grasa que podéis integrar en la dieta. Tan sólo debéis controlar la cantidad de lípidos que tomáis y leer atentamente el contenido en azúcar de los lácteos que compráis habitualmente.
La gran pregunta que gira entorno a las proteínas es la cantidad exacta que hay que consumir. Lo cierto es que no os lo podemos decir a ciencia cierta, porque cada persona es un mundo y tiene una genética y unos objetivos que, en la mayoría de los casos, no corresponden con los de los demás. La edad, el peso, el tiempo que lleváis entrenando, la cantidad de músculo, el ritmo metabólico, el sexo, el grado de intensidad, las actividades fuera del gimnasio y las situaciones estresantes del día a día son sólo algunos de los factores que influyen en el aporte proteico. En este sentido, un culturista de 18 años que trabaja en el sector de la construcción por el día necesitará muchas más proteínas que un corredor de maratón de 50 años que trabaja sentado en una oficina. Debéis detectar vuestro punto de partida, controlar el cuerpo y realizar los ajustes pertinentes.
En este deporte se sobreentiende que hay que empezar por dos gramos de proteínas por cada kilo de masa muscular limpia. Es una cantidad muy pequeña y sólo debe adoptarla un culturista que quiera perder grasa para mejorar su definición o uno que entrena con una intensidad moderada o baja. Otro punto de partida más normal y, si cabe, abundante, es el de empezar por tres gramos por kilo de masa corporal limpia. Aunque si tenéis menos de 30 años y entrenáis como unos maníacos para alcanzar la máxima hipertrofia muscular, será mejor que toméis cuatro gramos de proteína por kilo. Por otro lado, cuanto más activa sea vuestra vida fuera del gimnasio, más proteínas necesitaréis. De todos modos, si sólo entrenáis para estar en forma, ceñíos a la primera cantidad.
Cuando un culturista comienza la dieta de precompetición y reduce el aporte de carbohidratos, conviene que aumente el de proteínas. El cuerpo descompone los carbohidratos para producir energía, pero ante la escasez de este macronutriente, también puede utilizar las proteínas (sus aminoácidos) para cumplir con el mismo propósito. El proceso de conversión de los aminoácidos en glucosa se conoce como glucogénesis y, normalmente, es el resultado del ayuno, el hambre o el ejercicio de alta intensidad. Si el sistema cuenta con una cantidad aceptable de aminoácidos, no tendrá que recurrir al tejido muscular para generar energía y, por lo tanto, dispararéis el crecimiento muscular a pesar de seguir una dieta estricta.
Un mito que siempre me ha dejado perplejo, pero que se repite muchas veces, es el hecho de que el cuerpo sólo puede digerir entre 25 y 30 gramos de proteínas por proceso metabólico y que el resto se elimina o se almacena en forma de grasa. Es curioso que muchos culturistas principiantes digan que necesitan entre dos y tres gramos de proteínas por kilo de masa corporal limpia, pero que al mismo tiempo crean que el sistema expulsará todo lo que sobrepase los 30 gramos como producto de desecho. Si utilizáis la lógica, una persona que come siete veces al día y dadas sus circunstancias necesita dos gramos por kilo de masa corporal nunca pesará más de 95 kilos cuando esté definida, porque su cuerpo sólo será capaz de absorber 30 gramos de proteína por comida. En fin, todo lo que sabemos es que muchos culturistas pesan más de 95 kilos en la precompetición, que sólo comen cinco o seis veces al día, y que por lo tanto, consumen más de 30 gramos por toma. El aporte proteico que el sistema es capaz de digerir de una sentada está asociado a la cantidad de músculo que podéis desarrollar, la intensidad y el peso que empleáis en las sesiones y las características de vuestro metabolismo. Cuanto más grandes seáis y más duro entrenéis, más proteínas podréis ingerir por comida diaria. Sea cual sea la cantidad diaria de este macronutriente, dividid la cifra por el número de comidas diarias (procurad que sean seis como mínimo) y el resultado será el aporte proteico en gramos que debéis consumir cada día. Si necesitáis 300 gramos, no tenéis por qué comer 10 veces al día.
Puede que hayáis determinado el aporte proteico, pero ahí no acaba todo. Muchos principiantes piensan que tienen que mantener esa cantidad durante un año entero por lo menos. Las exigencias proteínas cambian con el tiempo. De hecho, no os ayudará consumir la misma ingesta cada día. Conforme desarrolléis la masa muscular, necesitaréis comer más proteínas. Y cuando sigáis la dieta de preparación, tendréis que reducir el aporte ligeramente. Los ciclos de entrenamiento también varían de mucho volumen de trabajo a poco y de poco peso a superseries y series descendentes, lo que implica modificar el consumo de proteínas. Debéis saber que, cuanto más peso utilicéis en la rutina, el organismo necesitará un mayor aporte de este macronutriente. Asimismo, procurad aumentar la cantidad cada semana y media durante las temporadas en las que entrenéis con mucha intensidad para que vuestro sistema cuente con todo lo que necesita para aumentar el tamaño de los músculos. Si añadís a la dieta muchas proteínas de golpe, bloquearéis el organismo y reactivaréis el ritmo de síntesis proteica. Las exigencias de este nutriente deben modificarse cuando sea conveniente para que el cuerpo pueda hacer frente a los entrenamientos y crezca.
Existen muchas razones por las que debéis vigilar el tipo de proteínas que consumís normalmente. Vuestras opciones son clave y pueden mejorar vuestra carrera en el mundo del culturismo o echarla a perder. Informaos y aprended tanto como podáis sobre esta macromolécula. De este modo, no cometeréis todos los errores que hemos mencionado y conseguiréis vuestras metas con mayor rapidez. Desarrollar los músculos no es tarea fácil, así que no compliquéis las cosas… ¡Buena suerte!
Por Xavier Fox