Nuestra espalda tiene que someterse todos los días a nuestras exigencias. Cuando nos sentamos tiene que permanecer horas encorvada. Muchas veces le imponemos cargas más pesadas de lo que es capaz de aguantar, por ejemplo, luchar contra un peso demasiado grande y todavía de paso alzarlo con un movimiento brusco. No es de extrañarse que algunas veces no lo logre y se queje. A más tardar cuando los discos intervertebrales se dejan sentir o sufrimos del lúmbago, comprendemos el porqué se debe aprender a alzar y cargar peso de tal manera que protejamos la espalda. Los movimientos de la vida cotidiana, por muy insignificantes que parezcan, requieren de una posición correcta. Existen ejercicios especiales para fortalecer la musculatura de la espalda que nos ayudan a alzar y cargar, cajas de bebidas o cajas de mudanza sin peligro de lastimarse .
Lo que más traumatiza la espalda son los movimientos incorrectos que hacemos para alzar algo bruscamente, con la espalda encorvada y los brazos estirados. Al forzar la espalda a este trabajo, el peso lo lleva única y solamente el limbo de los cartílagos protectores. En lugar de agacharse, se debe procurar manterner la espalda recta, las rodillas flexionadas y los brazos doblados. Si además el movimiento es lento, se puede alzar el peso y protejer al mismo tiempo la espalda, ya que el peso se reparte equitativamente y no sólo recae en los bordes de los discos intervertebrales. Cuando llevamos una carga ocurre lo mismo: una postura recta y los brazos doblados pegados al cuerpo prestan mucha ayuda a la columna vertebral. Por último, al quitarse un peso valen las mismas reglas: espalda recta, flexionar las rodillas y soltar el peso pausadamente. Los discos intervertebrales te lo agradeceran.
Es obvio que debemos siempre cuidar la postura del cuerpo y no sólo cuando llevamos o alzamos un peso, ya sea de al estar de pie o al caminar, en la oficina, sentado frente al computador o en el tiempo libre; mantener una postura correcta, evita deformaciones de la columna vertebral, que a la larga dañan los discos intervertebrales y provocan dolores. Existen en el mercado asientos especiales que fomentan la postura correcta.
Aun si aliviamos la espalda del peso cuando alzamos una carga en posición de cuclillas, a la larga ayudan solamente mediadas preventivas, para privar nuestra espalda o mejor dicho a nosotros mismos de experiencias dolorosas. Un fortalecimiento de la musculatura condiciona la espalda para los diferentes movimientos cotidianos. En el gimnasio se debe realizar un entrenamiento adecuado para la espalda en los correspondientes aparatos, además por supuesto los ejercicios de resistencia. Un entrenador preparadon nos puede enseñar a utilizar los aparatos correctamente y darnos consejos importantes. Además muchos gimnasios ofrecen cursos especiales para la espalda, algunos de estos cursos los reembolsan los seguros por lo menos en parte. En estos se rehabilita la musculatura de la espalda deteriorada y se aprenden técnicas para protejerla.
Una de las disciplinas deportivas comunes más recomendadas es el nado de espalda. Los movimientos suaves e uniformes, el agua que sostiene el cuerpo y la espalda recta descargan los discos intervertebrales y fortalecen la musculatura. Un entrenamiento periódico y tomar medidas a favor de la esplada nos permiten sin problemas batallar con las cargas de la vida cotidiana, evitan dolores insoportables y previenen a la alrga fastidiosos tratamientos crónicos.
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