La idea de los alimentos funcionales tuvo su origen en Japón. Desde 1993 se venden “alimentos con aditamientos saludables” como foshu (food for specific health use). Esa tendencia llegó a Europa de los Estados Unidos en el cambio de milenio.
Los alimentos más conocidos son los joguhrts probióticos y jugos de frutas ACE. Se ven últimamente con frecuencia alimentos enriquecidos con ácidos grasos Omega-3 y margarinas que reducen el colesterol. Además de los cultivos de bacterias, vitaminas y ácidos grasos insaturados, se dice que también las substancias vegetales secundarias (antioxidantes), el ácido fólico, las fibras alimenticias y los minerales optimizan nuestra salud y condicón física y previenen enfermedades. Todos estos aditamientos son los más comunes actualmente.
El Instituto Fraunhofer para Ingeniería de Sistemas e Investigación de Nuevos Sistemas (ISI, por sus siglas en alemán)calcula que el volumen de ventas del mercado internacional de alimentos funcionales entre 10 y 20 millones de euros. En algunos países como en Alemania la demanda es limitada, pero presenta un crecimiento constante. El aumento en las ventas se calcula en aprox. 20%. El ISI parte del hecho de que la tendencia persistirá. La investigación en la nutrición se parece así cada vez más a la investigación médica y famacéutica. El Instituto comenta al respecto: “ Estudios llevados a cabo demuestran que dos tercios de la taza de mortalidad en Alemania es atribuída a enfermedades relacionadas con la alimentación”.
La consejera profesional en alimentación Dr. Ambrosius escribe en un reporte del Centro Federal de Investigacón de Nutrición y Alimentos: “Se debería recomendar con mayor razón la utilización de alimentos que fomentan la salud y el bienestar ya que se ha registrado un aumento significativo de las enfermedades relacionadas con la alimentación” Es muy común que “se les de a los niños dulces, y no en muy raras ocaciones, caramelos o golosinas enriquecidos con vitaminas , porque los padres creen que son saludables.”
No se pude en este país comprobar lo que ahora se califica como functional food y sus efectos. Pues una definición legal y válida sólo existe hasta ahora en el país de origen Japón. En Alemania los alimentos funcionales entran dentro de una categoría no muy bien definida, entre productos farmacéuticos y alimenticios. No existe claridad ya que estos dos campos son supervisados tradicionalmente por diferentes autoridades y sistemas de reglas legales.
Los reglamentos Health-Claim recientes prometen alguna ayuda. Segú estos reglamentos está prohibida la publicidad mencionando “efectos relacionados con la salud”, si estos no hay sido probados científicamente con anterioridad. Está también prohibido mencionar determinadas enfermedades. Esta afirmación es todavia válida: “ favorce el sistema inmunológico”, mientras que está prohibido afirmar “ reduce el riesgo de un infarto”.
Se espera que las empresas cumplan con las condiciones ya que se trata de reglamentos y no de leyes.
En la mayoría de los casos no existe documentación sobre las pruebas científicas “ del provecho de la añadidura de substancias sanas”. Algunos campos de investigación son para la mayoría de las empresas muy costosos. Estudios “independientes” son financiados en muchos casos por grandes empresas, lo que pone en duda la objetividad.
Una fundación en pro del consumidor demostró que el joguhrt LC1 probiótico lanzado al mercado en 1995 por la empresa Nestlé, efectivamente ayuda al sistema inmunológico, con la condición de que se consuma el producto regularmente. Sin embargo científicos de la Universidad de Viena demostraron que comer joguhrt natural regularmente tiene el mismo efecto.
Unos estudios sobre la margarina Becel pro-activ demostraron que efectivamente pueden reducir el nivel de colesterol en un 10%. “Sin embargo el peligro de utilizarla inadecuadamente o de una sobredosis es muy alto.” Si una persona, con un nivel de colesterol normal, la consume puede obtener el efecto contrario y contraer arteriosclerosis.
EL mismo efecto tiene el abuso del consumo de Beta-Caroteno, la vitamina A, E y K. En fin no se puede recurrir a la functional food sin precaución.
Sin embargo, en el futuro, las personas no se tomarán el tiempo necesario para reflexionar sobre su alimentación y esperarán que los alimentos funcionales regulen las carencias en su alimentación. Esta actitud no es nada recomendable por las razones ya expuestas .
¿Qué se puede decir de las personas que se alimentan correctamente, que cuidan su salud y tal vez hasta practican deporte? La misma empresa Nestlé, que invierte cada año 1 millón de millones en el desarrollo de nuevos alimentos, escribe en su sitio: “Quien está sano y se alimenta equilibrada y variadamente no necesita por lo general de la functional food”. Estos alimentos son recomendados para personas en situaciones especiales como alérgicos, mujeres embarazadas y deportistas.
Un equipo de la Universidad de Hannover llegó a la siguiente conclusión sobre el tema functional food: “ una alimentación variada y equilibrada que se basa en las raciones diarias recomendadas de las substancias nutritivas ayuda mucho más a conservar la salud y a evitar diversas enfermedades, que la ingesta de functional food.
No se sabe cuál será la influencia de estas revelaciones en esta nueva tendencia de. Nuevos productos como el chocolate para aumentar la potencia, leche contra úlceras gástricas y salchichas de verduras bajas en grasa están siendo desarrolladas. Una mermelada contra las arrugas fue lanzada hace poco al mercado y se cree que abrirá el camino para los alimentos funcionales llamados cosmeceuticals y también Phood (pharmaceutics + food). Alimentos con efectos estéticos.
