Los dos meniscos en forma de hoz (del griego meniskos = media luna) se sitúan en la parte interna y externa de la articulación de la rodilla, entre los huesos del muslo y la tibia y tienen como función amortiguar y disminuir la fricción, así como aumentar la superficie de contacto en la articulación. Los cartílagos elásticos en forma de disco (similares al cartílago flexible del pabellón de la oreja) actúan como mordaza de freno durante los movimientos de rotación laterales y también limitan la rotación de la articulación de la rodilla. Debido a su función son muy propensos a lesiones, ya que a través de su adherencia con los ligamentos, no pueden ellos mismos hacer movimientos circulares y acompañan estos movimientos estirándose. Durante movimientos bruscos y súbitos pueden surgir desgarramientos en los meniscos.
Las lesiones repentinas en los meniscos sin antecedentes alguno, se dan con menos frecuencia que las que son la consecuencia de una alteración (quiere decir de un desgaste ya existente) de los meniscos. Los meniscos se van volviendo cada vez más finos debido a constantes sobrecargas, de manera que no es de sorprenderse, que un desgarramiento surga durante un movimiento suave como ergirse después de estar en cuclillas. En casi todos los deportitas que participan en competencias se pueden observar ya a los 20 0 30 años, los primeros signos de desgaste en los discos de las articulaciones. Los deportes más comunes que pueden causar daños a los meniscos son el fútbol y handball, pero también en las llamadas disciplinas stop-and-go como el tennis y el squash, en donde se realizan, con la rodilla ligeramente flexionada, rápidos movimientos giratorios en dirección de la rodilla contraria. En los deportes como el esquí, judo y lucha son frecuentes este tipo de lesiones.
Profilaxia
Como medidas preventivas contra las lesiones y para contrarestar la tensión exagerada en los meniscos, podemos mencionar la optimización del modo de ejecutar los movimientos (sobre todo en el fitness y la musculación observamos que movimientos mal realizados, pueden causar lesiones en los meniscos) así como ejercicios de equilibrio. En caso de antecedentes de ligamentos inestables y desequilibrios musculares después de lesiones previas, son estas contramedidas una protección urgente contra lesiones en los meniscos.
Si ya ha habido una lesión, normalmente no hay más remedio que una operación. Las lesiones en los meniscos son la causa más común de operaciones por heridas deportivas en las rodillas. Como sólo una pequeña parte del mensico es irrigada, la curación total sin operación es muy difícil, y una terapia común (quiere decir sin operación) es prometedora, solamente en casos de pequeños desgarramientos. La operación astrocópica es la más usual. A tavés de un pequeño corte se inserta una cámara en la rodilla y si es necesario, se coce el mensicos o se extirpan algunas partes. Actualmente los doctores intentan salvar lo más que se pueda del mensico, ya que sobre todo al retirar completamente el mensico (resección total), aumenta el riesgo de artrosis en la articulación de la rodilla al quedar casi desprotegida la zona de la articulación y haber mayor roce al faltar el mensico.
Ya que ste tipo de operación astrocópica casi no provoca dolores y no deja cicatriz, se tiende normalmente a no darle importancia a la lesión y al poco tiempo se vuelve a sobrecargar la articulación. Después de una operación se debe parar el entrenamiento y no retormarlo hasta que se haya logrado recuperar la movilidad total y capacidad de carga de la articulación. En caso de haber sido estirpado una parte del menisco, no se puede prescindir de un entrenamiento muscular adecuado para estabilizar la articulación aún después de la fase de rehabilitación. La musculatura del muslo y el músculo flexor deben de ser tomados en cuenta favorablemente en el plan de entrenamiento. Si la rodilla no es muy firme un vendaje flexible puede hacer milagros para fijarla. Si el menisco no está más completo o falta, todo deportista debe entonces estar consciente que los deportes ya mencionados de alto riesgo aumentan las posibilidades de contraer artrosis de una manera significante. No dudes en consultar a un especialista sobre las actividades deportivas sin consecuencias sobre determinada lesión. Por regla general son inofensivos para las articulaciones actividades como andar en bicicleta o la natación.
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