Sin duda alguna, el Ginseng es uno de los tónicos deportivos más populares que existen y también de lo más controvertidos. Para muchos es el secreto del éxito y para otros no sirve para nada. Sin embargo, como en todas las plantas también este tubérculo, originario de la China aunque criado también en otros países, el Panax Ginseng varía notablemente en las concentraciones de ginsenosidos, los componentes activos, en función del método de extracción, el terreno de cultivo o la estación del año en que se recolecta.
Existen doce tipos de ginsenosidos conocidos y en función de sus concentraciones en la raíz, así se sienten los efectos del suplemento.
Tal vez el más utilizado por los deportistas es el ginseng siberiano, conocido como Eleutherococcus Senticous.
A pesar de que originalmente los chinos lo utilizaban como medicamento, en Occidente sólo se usa como complemento deportivo. En este sentido los efectos comprobados mediante estudios científicos apuntan a un incremento en los niveles en sangre de los ácidos grasos libres, así como el mantenimiento estable de la glucosa durante el ejercicio.
Asimismo se ha constatado que cuando los deportistas lo incluyen en sus regímenes alimenticios sus niveles de glucógeno hepático y muscular son sustancialmente mayores.
Eso indica que el uso del ginseng aumenta la resistencia y el vigor al alterar la elección del cuerpo por la fuente de energía, que pasa a ser los ácidos grasos, o sea la grasa, en lugar de la glucosa, o sea, el glucógeno, que por lo tanto se preserva.
Según otro estudio, el ginseng mejora el rendimiento al estimular el cerebro y sistema adrenal/pituitárico para producir mayores niveles de hormonas excitantes, lo que conlleva una mayor actividad cerebral. Mejor capacidad psicomotora y aumento de la alerta mental, todo lo cual conduce a la reducción de la percepción de la fatiga.
Uno de los estudios más interesantes lo llevó a cabo el doctor V.K. Singh y su equipo de colaboradores. Primero introdujeron a un grupo de ratas de laboratorio en un tanque de agua en el cual debían nadar constantemente o hundirse, ya que no tenían la posibilidad de agarrarse a ningún sitio para descansar.
Una vez midieron el tiempo máximo que pudieron resistir los animales sin hundirse, los sacaron y alimentaron añadiendo el ginseng a sus dietas durante algunas semanas antes de repetir el experimento. En esta segunda ocasión los animales pudieron nadar una media de un 40% más que la vez anterior, lo que supone una mejora enorme.
Con las personas no es posible (menos mal) realizar tales experimentos en los que se puedan someter a éstas pruebas en las que tengan que nadar sin descanso para salvar sus vidas, pero si se han realizado experimentos similares con nadadores antes y después de 12 semanas de un uso continuado de ginseng en la dieta, y los resultados han sido igualmente sorprendentes con casos de hasta un 44% en las mejoras.
Las funciones involucradas en el rendimiento físico que mostraron un avance significativo fueron la actividad pulmonar y la capacidad máxima respiratoria así como la reducción de la formación de ácido láctico en los músculos, ambos aspectos determinantes en la resistencia física.
Las dosis óptimas varían entre 100 y 200 miligramos diarios de extracto, que no de ginseng en polvo que suele ser de uno o dos gramos. No se han descrito efectos negativos con esas dosis.
Andrés Sánchez es especialista en nutrición y socio fundador de HSNstore.com
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