Hace más de 10 años, después de una experiencia muy especial me dije: “¡tienes que hacer algo!” ¡Y lo hize! Fui al gimnasio que estaba en la boca de todo mundo. Hasta ese entonces yo no tenía la mínima idea de lo que se hacía exactamente ahí. No sabía a qué tenía que poner atención y lo que debía preguntar. Los únicos aspectos importantes para mí eran el precio y la higiene.
Hoy en día las cosas han cambiado, los clientes potenciales saben muy bien lo que buscan y resulta muy trabajoso para algunos entrenadores – llamados en algunos grandes estudios de fitness Responsables de Venta – adquirir nuevos miembros. Además de las cuotas y la limpieza, la diversidad y sobre todo un amplio estacionamiento delante de la puerta de entrada son aspectos determinantes.
Los entrenadores son más que prestadores de servicios, son ellos los que son responsables directamente de las personas inscritas.
El primer estudio en donde yo puse un pie era pequeño y claramente definido, el responsable trataba de dar un atendimiento personal, saludaba a los miembros por su nombre y les daba la mano. Yo no tenía ninguna noción en cuanto al método de enseñamiento de fitness y la alimentación sana y equilibrada, pero esta pequeña sensación de ser alguien importante me motivaba y no tenía la impresión de ser uno más.
Decidí ser entrenador por casualidad, por curiosidad y por ambición, desde el principio me puse como meta el tratar a todos los clientes de la misma forma. Todos los miembros lo merecen y es lo mínimo que se puede esperar, no por el hecho de haber pagado su cuota sino por lo que son – exactamente como yo - “seres humanos”.
Sea un bodybuilder que se entrena diariamente o sea una cincuentona que a penas comienza a preocuparse por su figura ya desde hace tiempo perdida o sea un profesor que se encuentra al lado de una persona que gana el sueldo mínimo durante la sesión de fitness. Todos quieren sentirse y son en fin de cuentas iguales.
Debido a la diversidad de la función, el entrenador deportivo debe definitivamente asumir el papel de consejero personal. Debemos estar presentes para nuestros clientes- ya desde el estacionamiento del gimnasio, obviamente durante el curso.
Los clientes desean ser en este siglo XXI una persona integral. Y la atención no debe ser diferente saliendo del gimnasio. Por ejemplo un curso de musculación para la columna vertebral: durante la sesión todo elmundo se concentra en su postura – y ¿después? Todos los buenos propósitos tomados durante el entrenamiento se olvidan rápidamente.
La función del entrenador de fitness es también la de intentar cambiar un poco las costumbres de sus clientes. ¡La salud no es una mercancía!
El entrenador de fitness también tiene la responsabilidad de encontrar el equilibrio entre las necesidades y la motivación. Tratar que el cliente haga suyos los buenos propósitos y que no queden en puros consejos (“mi doctor dice que yo debería practicar deporte”) dar ánimos, animar al cliente a planear un horario para encontrar tiempo para todo. Integrar las nociones de salud adquiridas en la rutina cotidiana moderna – y esto a largo plazo.
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