El miedo de desgarrarse un ligamento tiene un fundamento. En los últimos años nos enteramos (nosotros los deportistas amateurs) frecuentemente por los medios de comunicación de los casos en el fútbol profesional y últimamente en todos los tipos de deportes;pareciera que a cada quien le toca su turno de sufrir un desgarramiento de ligamento. Una vez desgarrado, parece que la rodilla no tiene remedio. Muchos deportistas profesionales no se recuperan completamente de esta lesión a pesar de todos los avances en el ramo de la medicina.
¿Cómo se da el desgarramiento que cambia por completo la vida de cualquier persona? La respuesta está en la anatomía compleja de nuestra rodilla: a pesar del pequeño tamaño de los ligamentos su importancia en el cuerpo es enorme, son los que llevan el peso de todo el cuerpo y los que nos permiten mover. El ligamento posterior y anterior unen a los huesos de nuestros múslos con la tibia, dan movilidad y estabilidad a los tendones y musculatura junto con los ligamentos exteriores cuando se encuentran en un ángulo de 90 grados. Una falla cualquiera estropea la fluidez del movimiento, sea la flexión o el estiramiento. No es de extrañarse que una falla en el ligamento anterior provoca a en la rodilla a la larga daños severos y fuertes dolores. El ligamento anterior es además el estabilizador más importante de la rodilla y es el que más sufre desgarramientos (90% )de todos los ligamentos.
Es fácil lástimarse un ligamento en deportes como “stop-and-go” (tennis, squash). Puede bastar un movimiento en falso, bajo presión , con la pierna fija en un punto y forzando ligeramente la rodilla (por ejemplo, cuando se cambia abruptamente de dirección) o un derrapamiento en falso después de un salto o una parada en seco. Además del sonido tan especial y del dolor del desgarramiento la persona siente que la rodilla no tiene estabilidad. Pronto se hinchará, se sentirá un dolor oprimente. También es común que se den desgarramientos en el menisco o cerca de la pared interior – conocida como “unhappy triad”.
Primeros auxilios
¿Qué hacer si se sospecha que se ha sufrido un desligamiento de un ligamento? Lo primero es protejer la pierna, alzarla y mantenerla fría. El doctor comprobará si al flexionar la rodilla es posible desplazar la tibia hacia el muslo. Se suele hacer una radiografía o un MRT (una tomografía de resonancia magnética). No se suele hacer una artroscopia. Es frecuente también sentir que los pasos son inestables, por ejemplo, al subir o bajar escaleras y si se mueve espontáneamente la articulación.
Una vez que los dolores hayan cesado no se siente por lo general el desagarramiento. Por eso no tiene sentido operar en personas que no practican deportes, por ejemplo personas de mayor edad. Es posible fijar y estabilizar la articulación con ayuda de una tablilla y a través de un entrenamiento adecuado y consecuente de la musculatura del muslo. La gimnasia terapéutica deberá ser llevada a cabo con una terapia en frío y una ecografía.
La mayoría de los ortopedistas recomiendan operar a personas jóvenes y deportistas, ya que practicar deportes sin un ligamento es como andar en carro sin el cinturón de seguridad: no hay problema mientras nada pase. Pero si acontece un accidente las consecuencias pueden ser muy lamentables y será muy tarde para hacer algo. El desagrramiento de un ligamento puede provocar daños en el cartílago de la articulación. La operación se lleva a cabo dos o cuatro semanas después del accidente para aumentar las posibilidades de sanación. La desventaja de la operación son los largos períodos de rehabilitación y la invalidez (unas 16 semanas). Normalmente no trae buenos resultados cocer el ligamento es por eso que se prefiere remplazar el ligamento por un tendón. Generalmente se corta una parte del tendón entre la rótula y la espinilla (tendón rotuliano). A través de una artroscopie se coloca el injerto a lo largo del ligamento y se fija con tornillos o se inserta en el hueso del muslo y la espinilla. En los últimos años se ha recurrido frecuentemente a utilizar también el ligamento semitendinosus (como injerto para el ligamento cruzado) el cual corre por la parte posterior de la pierna del muslo a la pantorrilla. Este procedimiento resulta menos doloroso y cicatriza mejor, sin embargo el tendón rotuliano es considerado mucho más fuerte.
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