Correr un maratón es de por si agotador. Pero debe de resultar además difícil correr voluntariamente vestido de Santa Claus o con una peluca de cabellos largos hasta la cintura o en disfraz de Pedro Picapiedra. En el maratón de Londres se ven corredores disfrazados desde su inicio en 1981, no faltan los participantes disfrazados grotescamente. Este maratón se ha convertido poco a poco en uno de los eventos deportivos más importantes del mundo. Los competidores serios y muchos otros competidores prominentes recaudan con su participación millones de donativos. El maratón británico es también entonces el evento donde más se reunen fondos en todo el mundo.
A pesar de la ironía británica y de lo divertido que resulta recaudar fondos así en este maratón se trata realmente de imponer nuevos tiempos como lo hizo la corredora británica Paula Radcliffe cuando logro imponer su récord mundial de 2:15:25 . Los récords siempre están cayendo y si se recopilan todos los récords del maratón de la capital británica resulta que es la corrida más rápida del mundo y el único maratón en donde los participantes cruzan el meridiano cero en Greenwich. El keniano Martin ha sido uno de los que ha ganado ya tres veces este maratón imponiendo nuevos récords.
Miles de fans provocan embotellamientos
Alrededor de un millón de espectadores siguen la corrida a través de la gran metrópolis – y agitan los ánimos a lo largo del trayecto con la ayuda de todo tipo de utensilios que hagan ruido. Los organisadores del evento advierten a los fans “si está Ud. acostumbra a desplazarse diario a su trabajo entonces prepárese para los embotellamientos” . El que viaja con el metro al próximo lugar de encuentro también va a tener que enfrentarse a una tortura deportiva. Pero los británicos lo toman todo con calma, exactamente igual como toman las inesperadas lluvias tan famosas. Una señora parada en un punto del trayecto del maratón y llevando un paraguas comenta: “qué lástima si llueve, pero la lluvia les hace bien a los corredores, los refresca”
El público es un apoyo invaluable y muy apreciado por los corredores amateurs que se imponen este desafío y aunque llueva los aplausos no cesan. El que viaja de regreso a casa con el tranvía repleto en un día en donde el maratón se aduella de las calles tiene la posibilidad de experimentar la amabilidad británica. En cuanto uno de los corredores fatigado, arrastrando las piernas y con una expresión eufórica en la cara, aparece en la puerta del vagón varios pasajeros le ofrecerán su lugar – no sin antes felicitarlo. Los corredores se convierten en héroes por una vez, vivir esto es impresionante y Londres es una de las pocas ciudades en donde se ve este tipo de situaciones.
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