Seis semanas después del nacimiento, fuí junto con mi bebé por primera vez al curso. Me animaba la idea de ir para mejorar mi figura, un poco fuera de proporción después de embarazo y parto, aunque también esperaba conocer otras mamás en la misma situación que yo. Por lo menos logré una de estas 2 metas.
Mi entrenadora era una partera con mucha experiencia, que nos invitaba a dejar gritar a nuestros bebés para poder concentrarse en la gimnasia. Un consejo no tan malo, pero que desgraciadamente no sirvió. Pues la presencia de otras madres relajadas, cuyos bebés estaban tranquilos, ocupados con su chupón, no animaba a las otras mamás a dejar llorar al suyo. Y así, más de la mitad de las mujeres estaba otra vez tomando a su bebé en brazos ya en los primeros ejercicios de calentamiento.
Aprender a caminar de nuevo
El primer tema que abordamos, en lugar de primero hacer gimnasia, fué cómo dejar ese andar de pato. Debíamos aprender a movernos y caminar elegantemente como una verdadera dama. Un ejercicio que me pareció totalmemte sin sentido, ya que a mí nunca se me notó por detrás que estaba embarazada. Y así esperé pacientemente a que llegaramos a los ejercicios que me harían sudar.
Alternativas de la gimnasia regresiva y consejos
Luego la entrenadora dejó pasar una pizarra con un dibujo de la vagina y sus músculos. Nos explicó exactamente, cuáles partes se estiraban más durante el parto y cuáles eran las consecuencias de dejar la musculatura del pelvis floja. ¿De verdad quería saber yo eso? No. Otra vez tocábamos un tema que no me interesaba mucho. Y bueno, continuámos con cómo contraer los músculos de la pelvis, para no tener que usar pañales cuando entremos en años. Nos sentamos en el balón de gimnasia para aprender a sentir la base de la pelvis. Y entre pelvis y balón logré rápidamente la meta que no me interesaba mucho. Cuando ya más o menos todas habíamos aprendido a sentir la musculatura de la pelvis, no podíamos más que pasar a otro tema y empezar a hablar del café que habíamos organizado después del curso.
¡Contrae los músculos ya sea en el camión o en el supermercado!
La musculatura de la pelvis fue definitiamente el tema central del curso. Para que lograramos contraer este grupo de músculos tan difícil de sondear, a la entrenadora se le ocurrió lo siguiente: “imagínense que dentro de vosotros hay un elevador, que tienen que subir....” o “ debeís imaginar que están sentadas sobre una nuez y ésta tiene que entrar en tu cuerpo..” Y así nos dedicamos a nuestra pelvis, tumbadas, sentadas, de lado, caminando o con y sin el balón de gimnasia – con y sin bebé en los brazos. Hubo interesantes consejos, como por ejemplo, practicar cuando el semáforo está en rojo o en la cola del supermercado, “simplemente contaer los músculos de nuestra pelvis y muy importante también, ¡relajarlos conscientemente.!”
Y al final ¿dónde quedaron esos ejercicios que deberían darle a mi cuerpo la forma perdida? ”Unicamente cuando puedan brincar con la vejiga llena, sin dejar solar una gota podrán empezar con el jogging y ese tipo de cursos”.
¡Ah, pero que inetesante! Bueno, pues tuve que esperar un poco todavía un poco más para sudar. Y en lugar de eso, no olvidar contraer los músculo de la pelvis...
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